Shiizas en Buenos Aires

Shiizas (leones) animales de apariencia feroz construidos en arcilla y en posición de observación, el macho con la boca abierta y la hembra con la boca cerrada (tiene un pequeño orificio en la comisuras) que los vientos dan sonidos a sus fauces, ambos con el ceño en actitud de enojo con intención de asustar a quienes se acercan; dichos leones provienen de la cultura hindú a través de los mercaderes que viajaban a la India; se destaca que en Okinawa nunca hubo leones y por ello tanto temor. Hoy en día se puede observar la pareja de Shiizas ubicados el macho a la derecha y la hembra a la izquierda, en el interior, las entradas o en los techos de los templos Shintoistas, de las casas o edificios públicos y privados, que según la creencia shamanista protegen a las personas y los lugares de los malos espíritus; es uno de los símbolos decorativos mas destacados de la cultura Okinawense.

 

Hiroko Kimura Pintora y Poeta

Hiroko Kimura

De origen chino, naturalizada japonesa, nació en un pueblo de Manchuria el 15 de octubre de 1937, a los dos años de edad sufrió una meningitis aguda que le dejo como secuelas ambos brazos y la pierna derecha paralizados, a los 30 años de edad aprendió a sostener con los dedos de su pie izquierdo el pincel y a dominar el arte de la técnica de la acuarela; comenzó a pintar niños y flores. Vivió en la prefecturas de Yamaguchi, Hiroshima y Chiba, pero a partir del año 1983 se radico definitivamente en la isla de Ie, ubicada al noroeste de la isla de Okinawa; donde da fundación al albergue Tsuchi no Yado para personas discapacitadas, ancianas o sin techo; que mantiene con la venta de las replicas de sus obras y en algunos casos con algún original de muy alto valor. Sus obras literarias son “Viviendo con los dedos del pie” recopilación Tanka 1967, Historia de mi pasada mitad de la vida” autobiografía 1967, y “Esa canción infantil” recopilación de pinturas y poesías 1986.
En 1994 visita Buenos Aires para exponer sus obras, invitada por la asociación de pintores sin manos. Se aloja en el Centro Okinawense en la argentina y desarrolla una serie de coloquios y exposiciones; durante su estadía observa que el edificio del Centro Okinawense no poseía los protectores Shiizas y compromete a Ruben D. Maroli buscar la forma de construirlos para el edificio.

 

Rubén Darío Maroli Karateka y Escultor

Ruben Dario Maroli     shiiza hembra     shiiza macho

En su visita a la Argentina en el año 1994, HIROKO KIMURA me preguntó si podía realizar dos shiizas para el Centro Okinawense en la Argentina. Ella había visto uno que había realizado en cerámica, de aproximadamente 30 cm. Cuando me pide este favor aclara “los quiero de 1.50 mts.” cada uno. Para realizarlos busque una técnica y material que me permitieran construir piezas de gran tamaño. Para tal objetivo aprendí la técnica de cemento directo con la artista Aurora De la Pera, y comencé la construcción de los Shiízas en el mes de septiembre de 1996.

Este tipo de escultura se trabaja de adentro hacia fuera; primero se hace una estructura de hierro de 10mm de diámetro, luego con alambres se va dando la forma más aproximada. Una vez hecho esto se cubre todo con material desplegable (malla de alambre cuadriculado, que se utiliza para los taparrollos, etc.), por supuesto todo se ata con alambre más fino y maleable, de esta manera finaliza la primera parte del proceso; lógicamente se deben trabajar las dos figuras a la vez para lograr su similitud.
A continuación comienzan a cubrirse las figuras con trapo embebido en cemento líquido, que se adhiere al material desplegable, y una vez concluido este trabajo, comienza la colocación de cemento con arena, en la proporción de 2 a 1, que le da el acabado grueso. En el final de la construcción, se debe rayar la superficie para que se adhiera la capa más fina (prop. 1 a 1), aquí es donde se trabajan los detalles y el acabado de la superficie. Finalmente la aplicación del color, realizado con percloruro de hierro muy diluido, en varias aplicaciones, logrando una oxidación que permitió llegar al color deseado y definitivo.
Todo este proceso que aquí se resume me llevó dos años de trabajo, mucho esfuerzo y sacrificio, como así también temor por los riesgos en el traslado y emplazamiento final en la sede del Centro Okinawense en la Argentina.
Lograr este objetivo fue un camino difícil y cuesta arriba, pero la satisfacción de haber cumplido con el deseo de Hiroko hace que haya valido la pena. Por último, deseo agradecerle el haber confiado en mí para esta tarea y reconociendo que el camino recorrido fue de aprendizaje y placer.
Rubén Dario Maroli

Emplazamiento actual desde 1998:
Hall Central del Centro Okinawense en la Argentina
Av. San Juan 2651 Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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